Esto sucedió en mi pueblo hermoso, lindo como siempre y por supuesto siempre dando la nota.
Compré una moto, una Kawasaki 125 GTO, a un ex suegro buena onda y copado, jugador de bochas y casinero viejo.
La tuve desde el 2009 hasta el 2022 más o menos.
La amaba, era rojita, única y muy fiel, era más fiel la moto que la hija.
Bueno, la cosa es que un día salimos a andar, en ese entonces con una de mis tantas hermosas novias, entramos por una calle, mi pueblo está rodeado de chacras con frutales, era primavera, olor a naturaleza en el ambiente aire fresco.
Oooooohhhh qué lindo, es lo que más extraño de mi pueblo.
Bueno, resulta que pinchamos…
Pinchamos la trasera…
La rueda trasera…
Tranquiqui monkiki. No pienses mal.
Volvimos con la moto a tiro, la deje en la vereda y me dije.
—Estoy con la puerta abierta, después la entro. Y no me preocupe mucho.
PRIMER PUNTO.
Soluciona el problema lo más rápido posible si el día te acompaña.
En este caso debí parchar la rueda y guardar mi moto.
Y bueno, aprendí.
Y aprendí de la forma más directa, con los errores.
Me robaron la moto, si ya sé, soy un boludo. No me cagues a pedo.
Se hizo tarde, oscureció y bueno, en mi pueblo hay gente especial.
Cleptómanos, dueños de lo ajeno como les dice mi viejo.
El pueblo es hermoso, la gente es hermosa, solo que como en todos lados hay dañinos.
Llame a mi viejo y le comente lo que me paso, me cago a pedo.
Me dijo.
—Boludo de mierda, como te van a robar la moto, seguro la dejaste afuera.
—Si viejo, no me cagues a pedo, jaja. Voy a ver como hago para encontrarla.
SEGUNDO PUNTO.
Empatía, un padre se preocupa por sus hijos y le duele cuando les sucede algo.
Continuo.
Ese fin de semana salí al único boliche, bailanta, baile o pub del pueblo, como más te guste decirle.
Me acuerdo de que cuando era chico pasaba por el mismo local para ir a la escuela y era un local donde una carpintería guardaba ataúdes.
Después un pub.
Bien, estaba en la barra con un amigo tomando una cerveza, se me acerco un conocido y me dijo.
— ¿Che, a vos te robaron una moto?
—Sí. Una Roja. Le respondí.
—Bueno, sé quién fue y donde la tiene. ¿Querés que te lleve?
Solo pensé en la satisfacción que le iba a dar a mi viejo con la noticia.
Y nos fuimos hasta el lugar.
Era en la otra punta del pueblo, la última calle, sin luz, la casa estaba al fondo, llena de yuyos y un caminito hasta la puerta.
Bueno, pero antes, entre el boliche y la casa donde se encontraba la fiel.
Este tipo hizo un paraje en su apartamento.
Trajo una recortada, no sé si era calibre 14 o 16 milímetros. No me acuerdo, eso me asusto.
Me dijo.
—La llevo por las dudas.
Bueno, la cosa es que estábamos frente a la casa, oscura y llena de yuyos, este se acercó a la puerta, golpeo fuerte.
Mientras yo, esperaba en la moto, en lo oscuro.
No salió nadie.
No había Ruidos, ni movimientos.
Este volvió y me dice.
—No hay nadie, ¿qué querés hacer?
—llévame a mi casa, vuelvo con mi viejo.
Claro, imaginate, voy a buscar lo que me pertenece y a este rayado se le escapa un tiro y por una moto lastima a alguien.
No, no y no.
Ese no es mi perfil. Y espero que no sea el tuyo.
Soy de los que no lastiman. Soy más inteligente que eso.
Esa noche volví a mi casa, eran las 3 de la mañana, me dormí rápido.
Me desperté a las 8 am, baje de mi habitación, mi viejo tomaba mates y le dije.
—Encontré la moto, vamos a buscarla.
Mi viejo abrió los ojos como vaca mirando al croto, porque nunca se imaginó.
Acá Viene la joda.
Nos calzamos cada uno un cuchillo y salimos a recuperar lo que nos pertenecía.
Si ya sé, anteriormente te dije que no soy una persona violenta, soy más inteligente que violento.
Pero déjame decirte que me daba más miedo llevar el cuchillo, que no llevarlo.
En mi pueblo, si le sacas un cuchillo a alguien agárrate, si no déjalo en la casa y usa la cabeza y las palabras, qué unidas son más poderosas que cualquier arma, Gil trabajador.
Bien, llegamos con mi viejo al lugar, planeamos en el camino como íbamos a hacer, él fue por la puerta delantera y yo me metí por la puerta trasera.
¡Mi viejo: – Pla, Pla, Plaaaa! Le daba piñas a la puerta.
Mi viejo es de sangre caliente, muy caliente.
Y yo llevo su sangre con orgullo y la represento.
¡Abrí la puerta y hoooo! Maravilla, hermosa, ahí estaba, rojita y linda, enterita, por suerte no la habían descuartizado estos cuatreros.
Es una sensación de mierda que te arrebaten tus pertenencias.
Entre callado con más adrenalina que nunca. Camine por el pasillo de la casa que daba a una sala.
Y en eso vi guardapolvos de jardín y una mochilita colgadas en un perchero.
Fue como una cachetada para reaccionar, guarde el cuchillo.
Agradezco todos los días no haber tenido que usarlo.
Por suerte en la casa no había nadie, aunque tuve la sensación de que en el baño había alguien escondido. Pero creo que fue solo mi mente y la adrenalina.
Salí de la casa con la sangre caliente y le dije a mi viejo acá está.
Sacamos la moto, la cargamos en el baúl del auto y nos fuimos con una leve sonrisa de victoria en la mirada y una mueca en la boca.
TERCER PUNTO.
Un padre es la fuerza de un hijo y un hijo es la fuerza de un padre.
Ese día me uní más que nunca con mi viejo, nadie salió lastimado y recuperamos lo nuestro.
Llegamos al rancho.
Y le dije.
¿Qué querés comer viejo?
Y al cuchillo lo utilicé para cocinar.
Bueno.
El cuchillo y el dinero tienen algo en común, son herramientas.
Y vos decidís como utilizarlos.
Esta formación es para vos. O quizás no si la ves muy violenta.
Te espero dentro.
Storitelling salvaje? Naaaa, la vida real.
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